Los votantes han vuelto a confundir a los expertos, y el éxito reciente de los activistas pro-Brexit parece una pequeña molestia comparada con la sorpresiva victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos. ¿Hasta qué punto el presidente Trump, ayudado por un Congreso controlado por los republicanos, afectará los mercados? Obviamente, llevará tiempo que el impacto directo de un gobierno Trump se manifieste. Parafraseando la observación de la primera ministra británica Theresa May de que "Brexit significa Brexit", "Trump significa Trump, dice Ben Kottler, gestor de carteras de renta variable institucional de MFS.
En otras palabras –dice Kottler-, sabemos que habrá cambios, pero aún no sabemos lo radicales que serán, dada la falta de propuestas detalladas en la campaña y dado que su gabinete y personal de primera línea está siendo nombrado. Los mercados parecen haberse sujetado a las promesas de reforma tributaria, gasto en infraestructuras y flexibilización regulatoria, "pero realmente no podremos evaluar la agenda de Trump hasta que comience a tomar forma legislativamente. Si presentara un paquete de recorte impositivo y de gastos fiscales suficientes para provocar un aumento de la demanda mundial, Europa podría ser una clara beneficiaria".
Siguen existiendo riesgos
Sin embargo, los riesgos abundan a pesar de la atención del mercado en los factores potencialmente positivos hasta ahora. Aunque ya hay señales de que el presidente electo se está alejando de algunas de sus amenazas más extremas de la campaña y gobernará de forma pragmática, es demasiado pronto para hacer juicios firmes, añade. “En particular, los inversores deben prestar atención al enfoque del nuevo gobierno en materia de comercio exterior, ya que Trump amenazó con aranceles contra países como China y México en campaña, acusándolos de prácticas comerciales desleales y, en el caso de China, de manipulación monetaria. Ha hecho campaña contra los acuerdos de libre comercio amplios, incluyendo la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). El candidato Trump también puso en tela de juicio a organizaciones multilaterales como la OTAN, una alianza cercana y querida por muchos europeos, sobre todo teniendo en cuenta las recientes acciones de Rusia en Ucrania. En su discurso de aceptación, señaló que "nos llevaremos bien con todas las naciones que estén dispuestas a llevarse bien con nosotros", pero los inversores no tienen ni idea de cómo reaccionará su administración ante eventos geopolíticos adversos. Otras de las preocupaciones a largo plazo son el impacto de una menor inmigración sobre las tasas de crecimiento económico según las presiones demográficas comiencen a hacer efecto, el costo de una creciente deuda y el impacto de una visión escéptica de la Administración sobre el cambio climático”.
También Europa podría verse afectada por los efectos indirectos de la combinación de políticas de Trump, añade el gestor. Es posible que un mayor crecimiento a corto plazo y la inflación puedan llevar a la Reserva Federal estadounidense a acelerar su abandono de la política monetaria acomodaticia. Eso podría tener repercusiones en el dólar estadounidense y crear una divergencia política mayor entre la Fed, el Banco Central Europeo y los bancos centrales no pertenecientes a la zona del euro. Los responsables políticos europeos se verían obligados a responder a los efectos de las medidas de política de los Estados Unidos con sus propias iniciativas. La toma de decisiones difíciles sería aún más difícil dados los diferentes momentos del ciclo económico en que se encuentran los países, además de los potenciales movimientos de otros tipos de cambio, los precios de commodities y la volatilidad del mercado.
Otros impactos indirectos podrían deberse a cambios en la política tributaria corporativa, incluida la propuesta de permitir a las empresas estadounidenses repatriar efectivo en el extranjero a una tasa impositiva del 10%. La capacidad de repatriar dinero en efectivo podría disminuir el apetito de los equipos directivos estadounidenses por adquisiciones extranjeras, y estaría disponible para la asignación en el país, incluyendo recompras o fusiones y adquisiciones domésticas, sin sujetarse a los altos impuestos corporativos de hoy. Tal vez las empresas también podrían reconsiderar dónde basar sus operaciones en el extranjero, teniendo en cuenta el desarrollo de la legislación fiscal en los Estados Unidos, y el mayor escrutinio europeo contra la evasión de impuestos.
El impulso populista no puede ser ignorado
Con los movimientos políticos anti-establishment ganando fuerza en toda Europa, es razonable preocuparse porque el próximo referéndum constitucional italiano y las elecciones en los Países Bajos, Francia y Alemania el próximo año puedan tomar nota del Brexit británico y la elección sorpresa de Trump. "El voto de Brexit y la victoria de Trump tienen fundamento populista. Ambos movimientos eran ferozmente anti-establishment y se oponían a la inmigración sin restricciones, que muchos consideraban como la supresión de los salarios de los trabajadores menos calificados. Esos mismos sentimientos son compartidos por los partidos populistas de toda Europa, alimentados por los mayores niveles de desempleo, una tasa de recuperación económica más lenta y las tensiones recientes sobre los migrantes. Los partidos populistas están obteniendo buenos resultados hasta cierto aprovechando las campañas Brexit y Trump, que atrajeron a los votantes en parte mediante el uso del poder emocional de las redes sociales y criticando a los expertos en el poder establecido".
La pregunta clave que los inversores deben hacerse es: ¿existe un nuevo paradigma económico después de las elecciones? "Es cierto que los tipos de interés ya no están disminuyendo y que el crecimiento de Estados Unidos puede mejorar como resultado del estímulo fiscal y una carga reguladora más ligera, con implicaciones positivas para el crecimiento y la reforma de políticas en otras partes del mundo. Pero podríamos preguntarnos si estamos en las últimas etapas de la expansión económica y acercándonos a picos del mercado y, por lo tanto, si este es el último suspiro de la expansión antes de que la economía estadounidense entre en recesión", dice el experto.
"En nuestra opinión, hay más evidencias de que nos estamos acercando al final, dada la duración de la recuperación económica, el riesgo de que el aumento de los niveles de deuda y de los costes de los intereses abrumando las mal enfocadas reducciones de impuestos y la potencial pérdida de rumbo de los movimientos de comercio y divisa. Las economías europeas y los ciclos de mercado se encuentran en una fase anterior de recuperación, pero los fundamentos subyacentes son débiles, compensados en parte por menores valoraciones relativas. No creemos que la elección de Trump cambie materialmente esa perspectiva", concluye Kottler.