Según los datos de los expertos de DWS, la volatilidad a diez años de la renta variable americana parece que se reducirá drásticamente en las próximas semanas. Sin embargo, advierten desde la firma, esto no es en sí misma una razón para que suban los precios de las acciones.
Los analistas de los mercados financieros, al igual que sus colegas de otras profesiones, a menudo tratan de sacar conclusiones del comportamiento pasado para explicar el presente y para el futuro.
Al principio de un análisis, siempre se plantea la cuestión del período de observación adecuado. Además de los períodos de uno, tres y cinco años, los estudios a largo plazo suelen referirse a experiencias de diez años.
Hay pocas razones obvias para considerar los períodos de diez años para todo. Sin embargo, muchos estudios utilizan este marco de tiempo como referencia para estimar los riesgos de volatilidad o pérdida de los activos financieros.
Para DWS, en las próximas semanas, es probable que los cálculos de la volatilidad de los últimos diez años tengan una sorpresa especial:
El 15 de septiembre es el décimo aniversario de la quiebra de Lehman Brothers. Las semanas posteriores al colapso de lo que entonces era el cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos estuvieron marcadas por severas fluctuaciones del mercado. Esos días se irán reduciendo sucesivamente de los cálculos que cubren un período de diez años.
“Nuestro ‘Gráfico de la Semana’ simula el desarrollo de la volatilidad a diez años de la renta variable estadounidense, basado en el S&P 500. Si nos ahorramos una repetición de los caóticos movimientos del mercado del otoño de 2007, la volatilidad calculada a posteriori debería disminuir. Esta tendencia se verá reforzada por los recientes períodos de volatilidad extremadamente baja, como el de 2017. Un movimiento similar se observó en el otoño de 1997, cuando el crack de 1987 ya no formaba parte de los cálculos a diez años”, explican los profesionales de la firma en su análisis semanal.
Si la volatilidad disminuye, advierten, es probable que los inversores consideren tomar posiciones más grandes con un límite de riesgo determinado, lo que puede incluir la asignación de más fondos a la renta variable. Todas las demás cosas que permanezcan iguales, asignaciones más altas y una mayor demanda, conducirían a valoraciones más altas.
“Este efecto también puede observarse en la realidad: en las últimas décadas, la baja volatilidad y, por lo tanto, (al menos sobre el papel) los bajos riesgos se correlacionaron con una elevada valoración precio/valor contable para el S&P 500, y viceversa”, dicen.