Existen numerosas razones para ser optimista en la bolsa japonesa, aunque persisten algunas inquietudes —sobre todo entre los inversores extranjeros— en torno a algunos de los retos a más largo plazo a los que se enfrenta el país.
Japón presenta una serie de factores que se mueven en una dirección positiva y dan apoyo a la bolsa nacional. Estos factores son los siguientes:
- Marco interno estable y políticas monetarias y fiscales favorables;
- Crecimiento económico superior a la tendencia y mercado laboral con tensiones crecientes
- Incrementos del empleo y la renta, así como el consumo interno
- Refuerzo de la inversión empresarial centrada en la producción eficiente, las tecnologías que ahorran personal y el turismo receptor de cara a los Juegos Olímpicos 2020 de Tokio
- Superación gradual de la mentalidad deflacionista y una mejora del IPC; y
- Beneficios empresariales en niveles récord, pero con valoraciones que son atractivas.
Las constantes presiones deflacionistas, el elevado nivel de deuda pública y el desfavorable perfil demográfico son algunas de las razones citadas comúnmente para adoptar una visión bajista sobre Japón. Sin embargo, nuestras observaciones sobre el terreno nos indican que las condiciones están cambiando a mejor. La evolución de la inflación, la política fiscal, el empleo y la situación política se mueven en la dirección correcta.
Inflación
Aunque el objetivo de inflación del 2% del Banco de Japón sigue lejos, estamos asistiendo a una subida gradual de los precios al consumo. Eso se produce en un entorno caracterizado por las crecientes tensiones de los mercados laborales y la reducción del exceso de capacidad en la economía. Un factor importante es que han aparecido señales de que la mentalidad deflacionista que ha aquejado al país durante tantos años va cambiando y las empresas están, por fin, subiendo los precios.
Por ejemplo, Asahi Breweries subirá el precio de la cerveza que sirve a los bares y restaurantes por primera vez en una década y Yamato Holdings está subiendo las tarifas de paquetería por primera vez en 27 años. Es un cambio de mentalidad realmente importante y tiene implicaciones positivas para la inflación.
Política presupuestaria
Aunque el primer ministro Abe ha retrasado hasta 2020 su objetivo de alcanzar el equilibrio presupuestario primario, las cuentas públicas del país han mejorado gracias a medidas como la subida del impuesto al consumo hasta el 8% en 2014 y el aumento constante de los ingresos fiscales.
Las condiciones económicas relativamente estables de Japón y su política monetaria expansiva también han ayudado a controlar el déficit y mantener los costes de financiación de la deuda en niveles bajos. Creo que un enfoque flexible de los estímulos presupuestarios permitirá al gobierno implantar políticas que favorezcan el crecimiento futuro.
Empleo
Las tasas de participación en el mercado laboral entre las mujeres y los mayores de 65 años han subido con fuerza desde 2013, cuando Abe comenzó a aplicar sus recetas económicas. Las medidas de las autoridades, como aumentar el número de guarderías, las reformas laborales y el fomento de modalidades de trabajo más flexibles, están ayudando. El flujo de trabajadores invitados con visados de estudiante/prácticas laborales también ha aumentado de forma constante.
El número de personas con empleo se acerca al máximo histórico de 65,8 millones registrado en 1997, lo que está ayudando a mitigar el efecto de los cambios demográficos. Todo ello tiene implicaciones positivas para la economía interna en forma de mayores rentas salariales totales y más confianza entre los consumidores.
Clima político
Por segunda vez en tres años, el primer ministro Abe ha conseguido una contundente victoria en las elecciones parlamentarias. Con ello se da continuidad a la política económica de Abe y podemos esperar que se produzcan más cambios dirigidos a impulsar el crecimiento.
La economía japonesa está experimentando su periodo de crecimiento más largo en más de una década, las políticas monetarias siguen siendo expansivas, los beneficios empresariales nunca habían sido tan altos y las empresas están elevando la inversión. A la vista de este entorno y las bajas valoraciones bursátiles frente a las bolsas de otras regiones, creemos que existen atractivas oportunidades de inversión en renta variable japonesa.
Conclusión
En un momento en el que las perspectivas de Japón mejoran, y esperamos que sigan haciéndolo, hay mucho margen para que se produzca un cambio positivo en las expectativas, sobre todo entre los inversores extranjeros que están menos al tanto de los cambios que está experimentando el país, con la consiguiente subida de las cotizaciones.
Takashi Maruyama es director de inversiones en Japón de Fidelity.