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Precaución ante la adición de los mercados de crédito a la rentabilidad a corto plazo

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Las valoraciones se sitúan en máximos históricos. Los programas de compras establecidos por los bancos centrales, que han sido uno de los factores más favorables para este segmento en la última década, están a punto de desaparecer. Sin embargo, Sander Bus y Víctor Verberk, corresponsables del Equipo de Crédito de Robeco, consideran que existen multitud de oportunidades para la selección activa de emisores.

Según el análisis que hace la gestora, Estados Unidos se encuentra en su octavo año de expansión económica, y los mercados disfrutan de uno de los mercados alcistas de mayor duración de la historia, sin interrupción, y en general, la inflación se mantiene muy contenida.

“Aun así, estamos cada día más incómodos”, afirma Sander Bus. “Ha habido mucho dinero persiguiendo muy pocos bienes, ya que los bancos centrales han desplazado a los inversores. La volatilidad y los diferenciales crediticios, que son dos parámetros de medición del riesgo, han descendido a mínimos históricos. Es un síntoma de fatiga del riesgo: los inversores ya no se atreven a tener en cuenta escenarios de riesgo, ya que eso les ha perjudicado en los últimos tiempos. Los bancos centrales han obligado a la gente a seguir la corriente y cerrar los ojos al riesgo”, explica.

“Es importante adoptar una perspectiva a largo plazo”, añade Victor Verberk. “Dentro de poco, los bancos centrales pondrán fin a sus programas de compras, la Fed se halla inmersa en un ciclo de subidas de tipos y el ciclo crediticio está madurando. El nivel de apalancamiento de las empresas estadounidenses sigue siendo elevado. Esto hace que los mercados sean vulnerables”, señala.

Los precios no reflejan los riesgos

En opinión de estos expertos no tienen claro cuánto tiempo le queda a este ciclo. Según explica Bus, “no tiene mucho sentido dedicar demasiado tiempo a intentar predecir una recesión, basta con saber que los precios no reflejan en absoluto los riesgos existentes. Ya no es momento de sacar la cabeza y empezar a asumir riesgos”.

Bus considera que con los bancos centrales dando marcha atrás, los inversores son menos proclives a comprar cuando el mercado baja. “No estamos apostando agresivamente por la infraponderación, pero sí que estamos adoptando una posición de precaución en nuestras carteras en lo que se refiere a beta”, matiza.

En su opinión, en este contexto existen multitud de oportunidades para la selección activa de emisores. “Probablemente compense concentrarse en créditos conservadores, que ofrecerán un rendimiento comparativamente superior cuando los diferenciales comiencen a ampliarse”, explica.

“Muchos inversores experimentan la necesidad de tener todos sus recursos invertidos”, afirma Verberk. Advierte que los intereses negativos para los recursos líquidos son un castigo para los inversores conservadores, y empujan a la gente a adoptar posiciones incómodamente largas. “En la coyuntura actual, nosotros defendemos la idea de no asumir demasiado riesgo de beta, y evitar caer en la adicción a la rentabilidad a corto plazo”, afirma.

Pocas veces el crédito ha estado tan alto. Los productos de diferenciales han ofrecido muy buenos resultados este año. La mayoría de las categorías de crédito rondan máximos históricos, en términos de rentabilidad ajustada al riesgo. 

“La gente a menudo justifica las elevadas valoraciones aduciendo que no observan ningún catalizador de cambio. Bueno, no olvidemos que los catalizadores de cambio, la mayoría de las veces, sólo se identifican a posteriori. Si el bosque está seco, no necesitamos saber cuál de las cerillas de la caja será la que encienda el fuego. Basta con saber que los mercados no están teniendo en cuenta la posibilidad de que se produzca ninguna sorpresa negativa, y que el ciclo se encuentra en fase de madurez. Son motivos suficientes para tener precaución”, advierte Bus.

Parámetros técnicos

Verberk prevé un empeoramiento de los parámetros técnicos ya que considera que van a dejar de resultar favorables, debido a la inminente desaparición de la expansión de los balances de los bancos centrales. Además, la entrada de inversores asiáticos se está ralentizando y, ante la subida de tipos de la Fed, es previsible que siga menguando.

“El incremento de los tipos a corto plazo en Estados Unidos está haciendo aumentar los costes de cobertura. Además, puesto que la curva de tipos de interés es más pronunciada en Europa y Asia que en Estados Unidos, los inversores pueden ahora obtener tipos más atractivos si optan por activos no estadounidenses”, explica Verberk.

El nivel de oferta en el mercado de deuda high yield está disminuyendo. El motivo principal, según Bus, es la competencia que presenta el mercado de préstamos. “Muchas empresas están refinanciando sus bonos high yield cotizados utilizando préstamos privados. La disciplina del mercado de préstamos ha desaparecido, y las empresas disponen actualmente de acceso a financiación prácticamente ilimitada, sin tener que ofrecer compromisos de protección ni comisiones por amortización anticipada”, aclara.

Betas casi en nivel neutral

Prácticamente todas las carteras que gestionan Bus y Verberk mantienen una beta cercana a uno. “En el caso de los bonos high yield y de mercados emergentes, esto supone que puede situarse ligeramente por debajo de uno, ya que queremos evitar empresas cíclicas”, explica Bus. “Para la deuda investment grade, resulta más sencillo situar la beta en nivel neutral, puesto que es posible aún encontrar intereses atractivos en títulos financieros”, concluye.

“Durante mucho tiempo, nos hemos decantado por el crédito europeo frente al estadounidense. Esto sigue siendo así en el caso de la deuda High Yield pero, en el segmento investment grade, las valoraciones se encuentran bastante saturadas debido a las compras que ha venido realizando el BCE, por lo que es vulnerable a una disminución de las compras. Hemos adoptado un posicionamiento geográfico más neutral. En las carteras europeas, hemos adoptado una cierta orientación hacia los bonos que no reúnen las condiciones para ser adquiridos por el BCE”, explica.

En este sentido, estos expertos se decantan por empresas de sectores más estables, menos expuestos a un eventual cambio del ciclo.  Según Verberk, “en general, nos infraponderamos en materias primas, y apostamos por los bancos. En nuestro análisis de emisores, realizamos pruebas de esfuerzo para los modelos financieros de las empresas en las que invertimos, con el fin de prever las consecuencias que tendrían para ellas las subidas de los tipos de interés y la posibilidad de que entremos en recesión”.


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